9.8.12

Posible explicación para las extinciones en masa del Pérmico y el Ordovícico




El surgimiento y desaparición de las especies sobre la Tierra podría estar en parte dirigido por los movimientos ondulatorios de nuestro Sistema Solar en su viaje a través del disco de la Vía Láctea, según los científicos.


Científicos de la Universidad de California en Berkeley encontraron registros de fósiles marinos que mostraban que la biodiversidad — el número de especies distintas vivas en el planeta — se incrementa y decrementa en un ciclo de 62 millones de años. Al menos dos de las grandes extinciones en masa — la extinción del Pérmico hace 250 millones de años y la del Ordovícico hace unos 450 millones de años — corresponden con picos de este ciclo, que no pueden ser explicados por la teoría evolutiva.



Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Kansas (KU) han aparecido con una explicación “fuera de este mundo”. Su idea depende del hecho de que, en contra de lo que aparentan, las estrellas no están fijas en el espacio. Se mueven, a veces en una carrera precipitada a través de las galaxias, o aproximándose lo bastante unas a otras como para tener una breve cita cósmica.

En particular, nuestro Sol se mueve hacia y retirándose del centro de la Vía Láctea, y también arriba y abajo del plano galáctico. Un ciclo completo arriba-abajo lleva 64 millones de años – sospechosamente similar al ciclo de biodiversidad de la Tierra.


Arco de choque galáctico
Arco de choque de la estrella R Hydrae.


Los investigadores de la KU confirmaron de forma independiente el ciclo de biodiversidad y han propuesto un mecanismo novedoso según el cual estaría causado por el viaje galáctico del Sol.

Los científicos saben que la vía Láctea está siendo atraída hacia un masivo cúmulo de galaxias, llamado el Cúmulo de Virgo, situado a 50 millones de años luz de distancia. Adrian Melott y su colega Mikhail Medvedev, ambos investigadores de la KU, especulan que a medida que la Vía Láctea se acerca al Cúmulo de Virgo, genera el llamado arco de choque frente a ella que es similar a la onda de choque creada por un jet supersónico.


El arco de choque galáctico está presente sólo en el lado norte del plano de la Vía Láctea, debido a que es el lado que está frente al Cúmulo de Virgo hacia el que se mueve a través del espacio, y que provocaría un sobrecalentamiento del gas y un río de rayos cósmicos tras él, dicen los científicos. Normalmente, el campo magnético de nuestra galaxia protege a nuestro Sistema Solar de este “viento galáctico”. Pero cada 64 millones de años, el viaje cíclico del Sistema Solar se sitúa sobre el plano galáctico.

“Cuando salimos por encima del disco, contamos con menos protección, por lo que estamos expuestos a más rayos cósmicos”, cuenta Melott a SPACE.com.

Arco de choque de la nebulosa Orión



Cómo afectan a la vida los rayos cósmicos

El aumento de exposición a los rayos cósmicos podría tener efectos tanto directos como indirectos en los organismos de la Tierra, dijo el paleontólogo de la KU Bruce Lieberman. La radiación podría llevar a altos ratios de mutaciones genéticas en los organismos o a interferir en su capacidad para reparar los daños del ADN y llevando potencialmente a enfermedades como el cáncer.

Los rayos cósmicos también están asociados con el incremento de la capa de nubes, lo cual podría enfriar el planeta rechazando la mayor parte de los rayos del Sol. También interactúan con las moléculas de la atmósfera para crear óxidos de nitrógeno, gases que desgastan la capa de ozono de nuestro planeta, la cual nos protege de los dañinos rayos ultravioleta del Sol.

Richard Muller, uno de los físicos de la UC Berkeley que co-descubrió el ciclo, dijo a Melott y sus colegas que había llegado a una explicación galáctica plausible para el ciclo de biodiversidad. Muller y Robert Rohde también especularon que el movimiento de nuestro Sistema Solar a través del plano galáctico podría estar tras este ciclo, pero la pareja no podía concebir ninguna de las razones por las que debieran diferir en lado norte y sur del plano galáctico.

“Aquí es donde tuvieron éxito”, dijo Muller en una entrevista telefónica. “Ellos dieron con algo en lo que nosotros no habíamos pensado, algo que colocaba una asimetría. Estoy encantado por lo que hicieron y los felicito”.

Primer paso en la hipótesis

Richard Bambach, paleontólogo del Museo Smithsoniano de Historia Natural que no estuvo involucrado en el estudio, dijo que estaba excitado con que el ciclo de la biodiversidad haya sido confirmado de forma independiente, pero advierte que la hipótesis galáctica está aún en las primeras etapas de formulación. 

“Es el primer paso de la hipótesis”, dijo Bambach. “Es una idea interesante, pero aún tendremos que recorrer un largo camino hasta saber si es en verdad el porqué de los cambios de la biodiversidad”.

Por una parte, los científicos aún tienen que descubrir el arco de choque alrededor de la Vía Láctea, aunque tales ondas de choque han sido halladas en otras galaxias.

“Creo que es una muy buena idea”, dijo Philip Appleton, astrónomo de Caltech. “Creo que estamos sólo en el comienzo de la comprensión de este tipo de comportamientos. Nos estamos dando cuenta de que no sólo las galaxias interactúan con otras de forma gravitatoria, sino que el entorno a través del cual viajan —el “viento” que crean — pueden en realidad producir efectos notables”.

El año pasado, Appleton y su equipo descubrieron un arco de choque alrededor de una galaxia en el “Quinteto de Stefan”, un cúmulo galáctico situado a 300 millones de años luz de distancia. La onda de choque viaja a una velocidad relativa de 1000 km por segundo respecto al cúmulo.

La Vía Láctea viaja hacia el Cúmulo de Virgo a una velocidad de 200 km por segundo, por lo que cualquier arco de choque generado sería, por lo tanto, más débil, dijo Appleton.

Si estudios futuros confirman el vínculo entre la biodiversidad y la galaxia, esto forzaría a los científicos a abrir sus ideas sobre lo que puede influenciar a la vida en la Tierra. “Tal vez no son solo los eventos tectónicos y el clima de la Tierra”, dijo Lieberman. “Tal vez tenemos que comenzar a pensar más en el entorno extraterrestre también”.


5.8.12

¿GUERRA NUCLEAR HACE 5000 años?

Antes de que el hombre moderno conociera los efectos devastadores de la Bomba Atómica algunos de los  poemas escritos en  el Mahabharata o “guerra de los bharatas”, describen las luchas de dos familias o clanes reales, los Pandavas y los Koravas, ambas antepasados comunes del mítico Rey Bharata. Algunas de las traducciones llevadas a cabo en los siglos XIX y XX sobre los más de doscientos mil versos que componen la antigua epopeya, han resultado enormemente polémicos, negándose incluso la propia existencia de algunos de estos mismos versos como originales, o descalificando los conocimientos de sánscrito de algunos de los eruditos que los transcribieron. Recién finalizada la I Guerra Mundial, muchos antiguos manuscritos se pusieron de moda, destacando entre ellos el Mahabharata, pues algunas de las traducciones parecían reflejar una enorme semejanza a los desgraciados momentos vividos en la contienda mundial, donde armas enormemente poderosas eran capaces de aniquilar a los hombres hasta un punto jamás visto hasta el momento.

Pero el sumum llegó al concluir la II Guerra Mundial, con la utilización de la bomba atómica, la más poderosa de las armas nunca creada por la mano del hombre… Aunque ¿En la actualidad? de podrían haber pasado por desapercibidos, sin embargo, cualquiera que los lee en la actualidad no puede evitar sorprenderse:


“…Un solo proyectil, cargado con toda la potencia del universo. Una columna incandescente de humo y llamas, tan brillante como diez mil soles, se alzó en todo su esplendor…
…Era un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco mensajero de la muerte que redujo a cenizas las razas de los Vrishnis y Andakas, los enemigos contra quienes se utilizó. Los cadáveres estaban tan quemados que resultaban irreconocibles. Sus cabellos y uñas desaparecieron; jarros y objetos de greda quedaron destrozados, sin motivo aparente, y los pájaros se volvieron blancos. Al cabo de pocas horas, todos los comestibles estaban infectados. Los soldados se lanzaron a los arroyos y trataron de lavar sus cuerpos y todo su equipo…

Mohenjo-Daro

Mohenjo-Daro significa “El monticulo de los muertos”. Es una de las ciudades antiguas más enigmáticas para la comunidad arqueológica. Se encuentra emplazada en las proximidades del río Indo en Pakistán.
Junto a otra de las ciudades de la región denominada Harappa, constituyen las dos ciudades más importantes de ésta antigua civilización del Valle del Indo durante el período comprendido entre el año 2.350 al 1.750 a.C.
Mohenjo-Daro, fue descubierta por el arqueólogo británico John Hubert Marshall en el año 1920 y posteriormente declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1980. La ausencia total de templos y palacios, o incluso algún tipo de simbología que pueda asociarse a este tipo de instituciones comunes a todas las civilizaciones conocidas es una de las primeras cuetiones que asombran de éste enigmático lugar. Los edificios que se mantienen en pié, siguen un patrón uniforme, destacando su construcción en una o dos plantas en ladrillos de adobe con ausencia de adornos y ventanas. Y todo ello, dentro una planificación urbanística muy por encima a la de cualquier otra antigua civilización e incluso de las más recientes, con amplias avenidas y calles rectas, muchas de ellas perfectamente pavimentadas, con edificaciones rectangulares dotadas todas ellas de una red de drenajes, canales, tuberías y alcantarillado, que incluía arquetas de inspección de éste último.
Para comprender mejor la magnitud de su arquitectura, es suficiente conocer que ninguna ciudad del Antiguo Oriente tuvo instalaciones higiénicas de ninguna clase comparables a las que podemos localizar en éstos poblados del antiguo Valle del Indo.
Marshall y los que continuaron con las excavaciones de aquel lugar durante el pasado siglo XX no dejaron de maravillarse y sorprenderse a medida que profundizaban los niveles o estratos de construcción de la ciudad. Mientras más profundo más elementos de desarrollo tanto artístico y técnico eran encontrados, a diferencia de las capas superiores, dando la extraña sensación de que los habitantes del aquel misterioso lugar habían involucionado técnica y culturalmente.
Del mismo modo que la cultura sumeria, también perteneciente al Valle del Indo que pareciera haber aparecido de repente, sin haber dejado huellas de una evolución anterior a la aparición de Harappa y Mohenjo-Daro. Pero si la aparición de tan sorprendente civilización sigue siendo un auténtico misterio, no lo es menos el de su desaparición, atribuida inicialmente a la presencia de pueblos invasores de origen indoeuropeo.
En la actualidad no existen explicaciones plaucibles de lo que ocurrió con los moradores de aquella civilización. Los textos encontrados distan de ser descifrados por especialistas en el tema y es muy poco lo que se ha avanzado en su comprensión. Aparentemente es de tipo ideográfica y silábica, pero no se corresponde con ninguna otra escritura de las mismas características exceptuando una sola, la que aparece en las tabillas rongo-rongo de la Isla de Pascua, distanciada tanto por miles de kilómetros geográficamente como por miles de años en la historia.
Esta curiosa e increíble similitud ha sido achacada por los paleógrafos a una simple casualidad.

Una guerra nuclear de 5000 años de antiguedad

De acuerdo con el Mahabharata, un texto sagrado hindú, hace más de 5000 años se habría producido una explosión nuclear
Para profundizar en la civilización del Valle del Indo, hay que recurrir a antiguos textos védicos; Un conjunto de escritos tradicionales en lenguaje sánscrito y supuestamente legados en algunos casos por los dioses, para poder encontrar referencias que traten de aclarar los numerosos interrogantes que se ciernen sobre Mohenjo-Daro y el resto de poblaciones del Valle. En uno de estos textos, el Mahabharata, un extensísimo poema épico de casi 215.000 versos aparece la ciudad de Mohenjo-Daro envuelta en una gran guerra, donde tanto hombres como dioses se vieron involucrados, y que relega a épocas aún más remotas los orígenes de la ciudad, pues los sucesos descritos en el Mahabharata se sitúan hacia el año 3.103 a.C. y que desembocaron en el “Kali Yuga” o “Edad Sombría”, una especie del fin del mundo antiguo conocido, una auténtica Apocalipsis que cambió la historia de la antigua India.
Incluso existen referencias a batallas aéreas y armas de destrucción masiva, increiblemente impensadas en aquella época remota.
Uno de estos más que polémicos textos, describe a la perfección la utilización de armamento nuclear 5.000 años antes de que los americanos los utilizasen sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Del mismo modo, existen gran cantidad de textos que describen con todo tipo de detalles la existencia de naves voladoras (vimanas) y de cohetes o misiles capaces de alcanzar largas distancias con sus mortíferas cargas. Tal vez el texto anteriormente referido del Mahabharata no sea original o su traducción no haya sido la más correcta, pero hay otras muchas clases de detalles que señalan a un abrupto final de los antiguos habitantes de Mohenjo-Daro.
Se da una gran contradicción a la hora de evaluar los motivos y causas que pudieron propiciar la repentina desaparición de los mapas de Mohenjo-Daro, pues si bien por un lado se ha especulado con la posible matanza de sus pobladores a manos de hordas invasoras tras una cruenta lucha, solo se han encontrado por parte de los arqueólogos durante sus trabajos de campo, poco más de treinta esqueletos diseminados por las calles. ¿Dónde estaban pues el resto de los habitantes? ¿De dónde viene entonces el nombre de “el montí*** de los muertos”? ¿Habían desaparecido o sido evacuados antes de la batalla? También existe una hipótesis muy aceptada por la comunidad arqueológica por la que la ciudad pudo haber sido abandonada por un cambio repentino en el curso del Río Indo sobre el año 1.700 a.C., pero no explica algunos detalles muy incómodos para los que hasta el momento no se han encontrado respuestas determinantes.
A pesar de ser muy pocos los esqueletos encontrados, todo parece indicar que la muerte les vino muy deprisa, en plena huída. Hasta tres miembros de la misma familia, entre los que se incluye un menor, aparecieron boca abajo cogidos de la mano, otros parecen haber sido también sorprendidos en plena calle no logrando haber encontrado refugio y observándose como parte de sus huesos se hubiesen consumido o volatizado muy rápidamente, yaciendo desde entonces de forma aislada o en pequeños grupos. Y por si fuera poco, al igual que en Harappa, todos estos restos humanos encontrados en las calles de Mohenjo-Daro presentan una circunstancia excepcionalmente extraña: un alto nivel de radioactividad.
Existe una especie de foco ó “epicentro” de unos poco más de 45 metros de diámetro en el centro de la ciudad, donde el terreno se encuentra cristalizado, encontrándose los bloques de piedra más próximos derretidos o fundidos. En las edificaciones próximas se puede observar como los ladrillos de las paredes expuestos al exterior y en dirección al supuesto “epicentro” se encuentran del mismo modo, también fundidos o derretidos, una circunstancia que solo se podría haber logrado exponiéndolos a temperaturas superiores a los 1.500º centígrados. Con los mismos síntomas de destrucción se han encontrado toda clase de objetos de alfarería, cerámica, joyería, etc, y las señales de explosiones e incendios se encuentran por doquier.
¿Qué clase de armas pueden provocar tales efectos tanto en las personas como en los edificios circundantes? ¿Acaso una explosión nuclear?
Dado lo increíble de semejante hipótesis, lamentablemente, no existe por el momento ningún estudio medianamente serio, achacándose inicialmente la presencia de radioactividad a las propias características geológicas del terreno donde se encuentran emplazadas las ruinas de Mohenjo-Daro. De igual manera, la presencia de objetos o superficies vitrificadas y materiales derretidos o fundidos, se ha asociado a fuerzas de la naturaleza ya observados en otras latitudes como Escocia, Australia o Egipto, producto todos ellos de rayos y arcos eléctricos de gran intensidad. Nadie, repetimos, ha intentado hacer los trabajos necesarios para clarificar la verdadera naturaleza de las cicatrices que, tanto en los seres humanos como en las edificaciones quedaron plasmados durante largos siglos, desde una perspectiva que incluyese la posible utilización de energía nuclear. El solo planteamiento de ésta última hipótesis supondría de inmediato el total desprestigio para cualquier investigador, universidad u organización, pues implicaría el conocimiento de los secretos del átomo por los hombres que habitaron el Valle del Indo hace más de 5.000 años.


Lago Lonar

El cráter del Lago Lonar

No son solo Harappa o Mohenjo-Daro quienes apuntan en la dirección de tan extravagante hipótesis como plausible, ni tan siquiera los míticos relatos descritos en el Mahabharata u otros textos védicos. Son varios los puntos geográficos donde han sido detectadas las “huellas” de posibles deflagraciones nucleares en la India. Al menos existen tres puntos en el área comprendida entre las montañas de Rajmahal y el Río Ganges que presentan grandes capas de cenizas y una presencia de radiación superior a la media habitual. Lo mismo ocurre en el estado de Rajasthan, donde un área de cinco kilómetros cuadrados aparece cubierta de cenizas radioactivas a poco menos de 15 kilómetros al Oeste de la ciudad de Jodhpur, y que según siempre los lugareños, es la causante del gran número de casos de cáncer y malformaciones congénitas detectados en sus inmediaciones. Incluso se ha asociado en numerosas ocasiones al cráter del Lago Lonar, en las proximidades de Deccan, como los restos de una gigantesca explosión nuclear. El cráter se encuentra sobre una meseta de roca basáltica, lo cual le hace ser prácticamente único en el mundo, pudiéndose apreciar áreas de roca completamente vitrificada. Alcanza poco más de los dos kilómetros de diámetro y los ciento cincuenta metros de profundidad, habiendo sido siempre considerado como de origen volcánico por parte de los geólogos, aunque se abandonó tal idea para ser sustituida por la de un meteorito, aunque jamás se ha encontrado ningún rastro de material meteórico.
Otra curiosa señal de una hipotética antigua guerra nuclear en la India, es la presencia de un gigantesco cráter cerca de Bombay. Su diámetro alcanza casi los 2.154 metros. El cráter del Lago Lonar, ubicado a 400 kilómetros al noreste de Bombay, se le estima una antigüedad que rondaría los 50.000 años. No hay ningún rastro de material meteórico, etc, ni en el lugar del posible impacto ni en sus cercanías. Hasta la fecha, el cráter del Lago Lonar, en Deccan, India, es el único cráter de impacto de meteorito totalmente confirmado que está ubicado sobre una meseta de roca basáltica.



FUENTE: http://asusta2.com.ar/2011/03/22/mohenjo-daro-y-la-civilizacion-del-valle-del-indo/

3.8.12

El Mito de Faetón, o la caída de un asteroide hace 5.000 años

Los mitos y leyendas, suelen ser historias que se han ido contando generación tras generación generalmente tomadas de un hecho real y que con el paso de los años han sido amoldadas y a a veces magnificadas, veamos detenidamente el mito de Faetón.

¿Es posible que  esté contando la caída de un asteroide sobre la zona de la cuna de la civilización? hace poco se descubrió un acontecimiento ocurrido hace 5.000 años, si encajamos las piezas vemos muchas similitudes con el mito que es el siguiente:

EL MITO GRIEGO:

"Faetón era el hijo de Helio, el dios del sol en la mitología griega, y solía alardear de ello ante sus amigos quienes no creían su relato.  Incluso su madre dudaba seriamente de la veracidad de tal hecho, por lo que un día animó a Faetón a visitar a Helio y que el dios despejara definitivamente la duda.  El joven decidió entonces emprender un viaje hasta el palacio del dios para realizarle personalmente la pregunta.


Cuando Faetón llegó al fantástico palacio del dios sol no pudo aproximarse a su padre, debido a los intensos rayos que despedía la cabeza de Helio.  El dios en ese momento apartó con una mano los rayos que cegaban a su hijo mostrando en todo su esplendor su bello rostro. En aquel momento, Helio confirmó a Faetón ser su auténtico padre y juró concederle todo cuanto él quisiera.  Fue entonces cuando Faetón pidió a su padre su deseo: poder conducir el carruaje del sol durante un día entero.

El padre de Faetón intentó disuadirle de su empeño, pero el joven insistió tanto que el dios finalmente no tuvo más remedio que aceptar la petición de su hijo.  Helio untó entonces el cuerpo de su hijo con aceite para protegerle de los intensos rayos solares y le indicó la ruta que debía seguir durante su viaje, de oriente a occidente.

Faetón cogió las riendas del carruaje y decidido inició su marcha. Los caballos alados que tiraban del carruaje se elevaron rápidamente sobre el suelo dirigiéndose al cielo. Y en un momento de debilidad,  el inexperto auriga dirigió la mirada hacia abajo. Fue un momento, más breve que el zigzaguear de un relámpago. Una de las riendas quedó floja; uno de los corceles lo advirtió y se separó lateralmente; los otros fueron atraídos por el primero, y el carro se desvió de la ruta.

Faetón quiso enderezar el curso para tomar el rumbo cierto, pero sus brazos no tuvieron fuerza suficiente para ello. Los corceles siguieron apartándose, indóciles al puño que los regía.
Cuando el carro del sol se acercó a la Tierra, vastas regiones ardieron de súbito. Campos y ciudades fueron presa de las llamas, y en poco tiempo, cultivos, arboledas, aldeas y urbes se transformaron en ceniza. Grandes humaredas se elevaron al cielo.

Y en un momento de debilidad,  el inexperto auriga dirigió la mirada hacia abajo. Fue un momento, más breve que el zigzaguear de un relámpago. Una de las riendas quedó floja; uno de los corceles lo advirtió y se separó lateralmente; los otros fueron atraídos por el primero, y el carro se desvió de la ruta.

Fue entonces, cuando el joven aterrorizado no pudo impedir que el carruaje se precipitase hacia el suelo quemando a su paso una parte de tierra.  Debido a ello, parte de la fértil tierra de África se convirtió en un desierto y algunas de sus gentes se quemaron adquiriendo desde aquel momento el característico color negro de su piel.

La alarma saltó entre los dioses. El peligro de que Faetón destruyera totalmente la tierra hizo intervenir a Zeus. El poderoso dios supremo del Olimpo lanzó un certero rayo que detuvo el carruaje y Faetón cayó envuelto en llamas a la Tierra. Después los dioses enviaron unas intensas lluvias que permitieron enfriar la temperatura y evitar así la destrucción del mundo."




















Esta es la noticia del descubrimiento realizado:


Creen que un asteroide caído hace 5.000 años destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra

Impactó en los Alpes y fue descrito por un astrónomo sumerio en la Era del Bronce.

Dos investigadores británicos descifraron el texto escrito en una tablilla asiria del año 700 a.c. que describe la caída de un asteroide. Y concluyeron que ese meteorito, que habría caído sobre los Alpes hace más de 5.000 años, provocó un cataclismo que coincide con el relato bíblico de la destrucción de Sodoma y Gomorra.

La tablilla de arcilla con forma de escudo, de 18 centímetros de diámetro, se exhibe en el Museo Británico y se la conoce como "el Planisferio". Había sido hallada en las ruinas de la biblioteca del Palacio Real de Nínive hace unos 150 años por el arqueólogo Henry Layard. Escrita en caracteres cuneiformes, nunca se había logrado descifrarla.

Alan Bond, director de una compañía espacial, y Mark Hempsell, profesor de aeronáutica de la Universidad de Bristol, descubrieron que el texto de la tablilla reprodujo las anotaciones hechas por un astrónomo sumerio en el cuarto milenio antes de Cristo. Su observación del cielo da cuenta de "una bola blanca de piedra que se acerca" y que "avanza con mucha fuerza".

La tablilla conserva la mitad de los símbolos, y la mitad de ellos se refieren al asteroide. Los restantes registran las posiciones de las nubes y de las constelaciones.

Los investigadores utilizaron un poderoso programa de computación para recrear el cielo nocturno de entonces, y precisaron que el avistamiento ocurrió el 29 de junio del año 3123 A.C. Por el tamaño y la ruta del meteorito, descritos en la tablilla, podría tratarse de un asteroide que cayó en Köfels, en los Alpes austriacos.


Esto explicaría la existencia de un deslizamiento gigante de tierras, de 5 kilómetros de largo por 500 metros de ancho, que hasta ahora ha sido un misterio geológico. El meteorito "cayó en un ángulo muy bajo, unos 6ø, y cortó una montaña llamada Gaskogel, a unos 11 kilómetros de Köfels -deduce Hempsell-. Esto la hizo explotar y, al bajar hacia el valle, se convirtió en una bola de fuego. Al impactar en Köfels generó enormes presiones que pulverizaron la roca y provocaron el deslizamiento. Pero como no era sólido, no quedó cráter."


Las piedras habrían avanzado como una avalancha de llamas de 400º de temperatura que se volcó sobre el Mediterráneo. La explosión habría formado una nube como un hongo, con una lengua de humo que habría sido vista por centenares de miles de personas. Hempsell señala que en la tablilla se describe una lengua de humo cerca del amanecer de la mañana siguiente.

El hallazgo no necesariamente demuestra la destrucción ni la existencia de Sodoma y Gomorra. Pero sí explica la proliferación de leyendas apocalípticas de esa época -al menos veinte- en todas las culturas mediterráneas.

Hempsell y Bond acaban de publicar un libro con su teoría, que no convence a los académicos. John Taylor, quien trabajó en el Museo Británico, consideró que no hay evidencias de que los sumerios fueran capaces de hacer registros astronómicos tan certeros, y que nuestro conocimiento de su lengua aún es incompleto. Además, los geólogos han fechado el deslizamiento de Köfels hace unos 9.000 años, mucho antes que el registro sumerio. Pero Hempsell cree que las muestras del asteroide pueden haber estado contaminadas, y por eso haber dado lugar a una datación errónea.





  

SORPRENDENTES E INQUIETANTES REVELACIONES SOBRE AUSTRALIA

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