8.2.13

GERVASIO DE CANTERBURY, EL MONJE QUE RELATÓ LA CAIDA DE UN ASTEROIDE EN LA LUNA




Dice el original:


Hoc anno, die Dominica ante Nativitatem Sancti Johannis Baptistae, post solis occasum, luna facie, signum apparuit mirabile, quinque vel eo amplius viris ex Adverso sedentibus. Nam nova luna lucida erat, novitatis suae más cuernos protendens anuncio orientem; et ecce subito superius Cornu en dúo divisum est Ex hujus divisionis Medio prosilivit ardens fax, flamam, Carbones et scintillas proiciens longius. Corpus interino luna quod erat inferius torquebatur cuasi ansieda, et, ut eorum verbia UTAR, qui hoc michi retulerunt et oculis viderunt propriis, ut percussus coluber luna palpitabat. Post hoc rediit en STATUM proprium. Hanc vicissitudinem duodecies et eo amplius repetiit, videlicet ut ignis tormenta variación sicut praelibatum est sustineret, iterumque en STATUM priorem rediret. Mensaje bas itaque vidasitudines, un usque cornu cornu en scilicet por longum seminigra facta est qui HAEC michi HAEC scribo retulerunt viri illi qui suis hoc viderunt oculis, fidem suam vel jusjurandum dare parati, quod en supradictis nichil addiderunt falsitatis.




"En este año, el domingo previo a la fiesta de San Juan el Bautista, luego del atardecer, cuando la luna se hizo visible, un fenómeno maravilloso fue presenciado por unos cinco o más hombres que estaban sentados mirando la luna.

Había una brillante Luna Nueva y como es habitual en esta fase, los cuernos estaban inclinados hacia el Este.
De pronto el cuerno superior se abrió en dos. En el punto medio de la división emergió una antorcha flameante, que vomitaba fuego, en una distancia considerable, carbones calientes y chispas. Mientras, el cuerpo de la Luna que estaba debajo se retorció, por así decirlo, en ansiedad, y, para ponerlo en las palabras de los que me lo reportaron y que lo vieron con sus propios ojos, la luna palpitó como una serpiente herida. Después recuperó su estado normal.
Este fenómeno se repitió una docena de veces o más, la flama haciendo varias formas retorcidas y regresando después a su forma normal.
Entonces, tras estas trasformaciones, la Luna tomó una apariencia negruzca de cuerno a cuerno. A quien escribe se le entregó este informe por personas que lo vieron con sus propios ojos, y están preparados para prestar juramento de que no agregaron ni falsificaron información en lo mencionado."




Este es el relato que escribió Gervásio de Canterbury un monje medieval que narra con todo detalle la "visión" de al menos cinco testigos de prodigios en la luna.

Hoy día podemos interpretar este hecho narrado en el siglo XII perfectamente, la fecha que describe es el día  18 de junio del calendario Juliano, y se convierte en el 25 de junio en el calendario moderno Gregoriano del año 1178.

El experto en meteoritos Hartung propuso que lo que se observó y registró hace 800 años fue el impacto de un objeto sobre la Luna. La flama fue producto del retorcimiento de gases incandescentes, o el reflejo solar del polvo arrojado fuera del cráter. La apariencia negruzca de la Luna en toda su extensión fue la suspensión temporal del polvo que se mantuvo a flote por una atmósfera transitoria. Aquel fuego celeste fue producto del impacto que excavó un cráter lunar, que posteriormente fue bautizado con el nombre de Giordano Bruno.
 

Cráter Giordano Bruno en la Luna
Asimismo, el 30 de junio de 1908 se produjo el suceso de Tunguska, en Siberia, donde aquel día un fragmento de cometa de unos 100 metros de diámetro produjo una gigantesca explosión en la atmósfera, en la que es la última colisión cósmica de grandes proporciones acaecida sobre la Tierra. Ambos episodios, al igual que otros muchos menores, parecen tener relación con la lluvia de meteoros de las Beta Táuridas, una de las menos conocidas pero, a la vez, una de las más importantes por su vínculo con los grandes impactos cósmicos que ha producido. Su escasa fama se debe a que es una lluvia meteórica diurna, ya que el radiante, un punto de la esfera celeste próximo a la estrella Elnath (Beta Tauri, en la constelación de Taurus), no es visible de noche y está en el cielo durante las horas de luz solar. Esa circunstancia impide que puedan verse muchos de los meteoros del enjambre, a diferencia de lo que sucede con otras lluvias, como las famosas Perseidas o Lágrimas de san Lorenzo, o de las Leónidas en noviembre. Las Beta Táuridas parecen estar asociadas al cometa Encke, y el máximo de 2011 estuvo previsto para el 30 de junio, aniversario del suceso de Tunguska





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